jueves, 29 de enero de 2009

ESCENA VIII (Teatrema, Acto II)

La desesperación agota el vértigo. Entonces es cuando piensas: ¿Alguien conoce la raíz cuadrada del humo? ¿Qué melodía toca el acordeón de vidrios rotos?
¿En qué constelación se aparean las quimeras?

En mi corazón todavía late una dinastía de estrellas, destello de la duda que permanece anclada en el preámbulo del siempre.

A ti que preguntas ¿dónde?
Te diré aquí y ahora o nunca.

Del libro "Teatrema o poema en cuatro actos"

Diciembre 2008©Fernando Luis Pérez Poza

Pontevedra. España

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ESTAMPA II

Las glicinas tapizaron el patio. Lo recorrió -descalza- a riesgo de caerse.
Su piel se confundió con la niñez.
Se inundó de gorriones.

Elisabet Cincotta
derechos de autor registrados

-- "Mirar la textura del río / colándose por el callado jardín de la noche / hasta la rubia maleta de quien lastima / con su ligero dolor y no responde." Hugo Patuto.

sábado, 24 de enero de 2009

Montañas del Espasmo

Lo había lastimado. Lo sabía.
Tantos años acumulando dolor e impotencia, ahorrando energía robada al tan necesario sueño, sacrificando el presente en pos del incierto futuro.
Sus músculos pregonaban la fuerza de miles de fibras contrayéndolo todo, incluso la rabia.
Se había convertido en una eficiente máquina de asalto, un arma mortal que destruía todo a su paso sin detenerse en detalles ni opciones.
Nadie jamás lastimaría su coraza; su pecho amurallado estaba dispuesto a resistir miles de embates sin acusar tan siquiera un roce.

Pero ahora, esa defensa, esa herramienta que convertía su humanidad en impenetrable le había traicionado.
Él yacía en el suelo: y de ella era la culpa.
Pensó en la esencia del escorpión, en el involuntario reflejo que la llevaba a defenderse de todo movimiento agresor, en la cima a la que sus pasos la habían conducido.
Se inclinó hacia él, aunque más no fuese para tocarlo…siquiera para decirle que quería que siguiera intentando acercarse a ella.
Un grito la paralizó

-¡¡Nunca más te abrazo por sorpresa!!.. ese karate de mierda me va a romper los huesos un día -bramó la voz masculina.

Liliana Varela

jueves, 22 de enero de 2009

Era






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“El viento del atardecer lavó su desconcierto”
Fragmento de “El canto de Agapito Robles
”- Manuel Scorza


Era punto lejano, luz en fuga,
final de arco iris,
falacia cierta sin explicación
escondida en los pliegues de una despedida sin adiós.
Al palpar la tristeza en el viento
entendió que era tiempo de volver a comenzar.


Liliana Varela 2008
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