viernes, 1 de mayo de 2009

FLORES DE VIDA

La plazuela era una explosión de color.

-¡Aurora! A merendar.

La niña, al oír la voz de mamá, comprendió que la vida era un hermoso sueño de primavera. Llamó a su hermano que jugaba unos pasos más allá y, entonando una alegre cancioncilla, se dirigieron hacia casa. Su mirada se cruzó con la enorme sonrisa traviesa de un niño que ocultaba una pequeña lagartija en su cerrada manita. Pilar se sintió la niña más feliz del mundo: mamá la esperaba.



Manuel Cubero

1 comentario:

Unknown dijo...

Sumamente tierno. Manolo es un gran amigo, además de buen escritor. Julia