domingo, 21 de diciembre de 2008

Pensamientos I




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Quisiera no precisar de tu amor, no necesitar desesperadamente amar a alguien, no temer tanto a la soledad. No puedo aislarme, la esencia me grita la premura de escuchar otra voz que no sea la mía, sentir otras caricias que no provengan de mis manos, razonar otras ideas que no sean las de mi pensamiento.
Y sin embargo... soy esclavo. Cadenas invisibles me atan a tu cuerpo , a tu respiración, a tus sueños.
Y maldigo. Odio esta condición humana que me obliga a estar con alguien aunque no quiera, a sufrir no sólo por mí sino por quién amo y no deseo perder.
Estoy solo. La unitaria condena que no se comparte, ni se desliga, ni se elige. Y la corriente me lleva a esa playa solitaria donde lo dulce se mezcla con lo salado, donde la sed es tanta y se está rodeado por océanos.
Así, esclavo..disfrutand o el amor ...y el miedo.
Liliana Varela 2008

jueves, 11 de diciembre de 2008

PERDÓN

Caminó hacia la puerta. Cada paso imbuía un recuerdo, un sentido de momentos célebres, victorias, pérdidas, trances pasajeros de amores ya lejanos.

Sin premura la cruzó, no acusaba la desolación que invadía su cuerpo extremadamente vacío de sí. Se detuvo un instante, llevaba una mochila, le pesaba demasiado para los pocos objetos que cargaba.

Inútil sería dejar el trébol de cuatro hojas que ambos habían recogido en la plaza de su juventud, ni el pañuelo con que secó sus lágrimas cuando murió su padre o el retrato de sus hijos del año nuevo, aquel de la pobreza.



Volvió sobre sus pasos, entreabrió la puerta, y casi en un susurro le dijo: te perdono.



Reinició su ida sin lágrimas. Su mochila... ya no pesaba.


Elisabet Cincotta
de "Bordando la despedida"/2007

domingo, 7 de diciembre de 2008

BREVE XXI









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Intento perder las letras en el café>

la borra las devuelve
y pronuncio tu nombre

Elisabet Cincotta
derechos de autor reservados

sábado, 6 de diciembre de 2008

El reencuentro


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Perdoname mi entrada por sorpresa, no tenía cómo comunicarme. pero una circunstancia no iba a frustrar lo nuestro. Teníamos planes, sueños, es cuestión de adecuarlos y continuarlos. Mirá hoy, charlamos como en los viejos tiempos. Fue una noche hermosa, quién diría, tan pacífica, a pesar de la multitud. Se pierde la sensación del tiempo. Lo que llama la atención es la cantidad de perros sueltos.

Todavía es apresurado pensar en quedarme, aunque quisiera, pero quién sabe cómo lo tomarán acá. Así que hoy tenemos que despedirnos. El sábado hay luna llena, podríamos salir a caminar un poco. Hasta entonces, querida. No hace falta que me acompañes, yo cierro.



El hombre le dio un beso, cerró, tomó la pala y volvió a tapar la fosa.

© Carlos Adalberto Fernández

martes, 2 de diciembre de 2008

s/t


Miró a través de los entretelones de la vida. Sintió pánico ante los rostros expectantes del público aguardando un nuevo fracaso. Su fracaso.No se atrevió a salir a escena. Dejó ir a la vida en un sollozo, y aferrada por los potentes brazos de la muerte escuchó, fervoroso el aplauso.



Patricia Ortiz