
Se encontró de pronto en un desierto solitario.
No veía un alma a su alrededor
¿Que comeré?... pensó...¿Dónde beberé?
y empezó a caminar sin rumbo.
De pronto en la lejanía vislumbró una sombra entre los rayos del ardiente sol.
Corrió desesperado hacia su salvación, alcanzando al hombre que aparentemente conocía el rumbo.
Le rogó de mil maneras acompañarlo,
Le prometió pagarle con dinero y joyas que no tenía.
El caminante seriamente accedió y partieron juntos.
Al voltear indiferente sin que lo viera el perdido
la cara de la muerte sonreía...
LuiS L3mOs
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