Inventan trayectorias, hablan de genios que no conocen y los llaman: mis amigos.
Forman una elite cerrada y resistente donde todos llevan como insignia al esnobismo, arte post arte, desprecian el alrededor que intenta lograr allí un puesto. Mas son laberintos de falsía, intrigantes entre sí, vigilantes de sucesos, ambiciosos sin barrera aunque a veces la farolera tropiece y pierda el ascenso.
Y así están camino a la mentira entre rincones rococó de alguna fama que, ficticia, les dé aplausos magistrales.
©Elisabet Cincotta
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