martes, 5 de enero de 2010

Agonía-microcuento desoxidado

Sólo mudó valor en cobardía,
Había luz, y todo se hizo oscuro.

Carlos Adalberto Fernández




Ella había tenido la culpa de todo. Lo había incitado al pecado, al deseo de lo prohibido. Se había entregado por completo al placer sin pensar las consecuencias.

¡Él era hombre al fin y al cabo! Aún recordaba los dichos de su padre sobre las mujeres “Cuidado, cuando pueden atraparte te regalan un paquetito del que hay que hacerse cargo toda la vida”



Ahora era tarde pero él estaba decidido a evadir la situación. Era cobarde ¡sí, lo confesaba! y estaba dispuesto a negar la paternidad hasta quedarse ronco.



Sabía que ella lo vigilaba, lo perseguía para que se hiciera cargo de lo acontecido ¡jamás lo iba a hacer!

¡No podía creer cómo todo aquél idilio se había tornado infierno!





Buscó ayuda en su amigo, aquel que le llevaba varios años y cuya experiencia era mucho mayor: él sabría qué hacer.

--¡te dije que un beso no embaraza ¡tenés cinco años! –gritó su amigo mientras él respiraba aliviado.



Liliana Varela 2008

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