domingo, 13 de enero de 2008

Amén

y una corona rota, teje escarpines de hambre

y una cruz hacia el frente, es bandera de sangre

y una lengua enroscada, mata lo que no entiende

y una gota de agua, es eco del llanto que viene

y un Dios aferrado a la nada, mira, ausente,

a una tierra usurpada en su nombre,

por los siglos de los siglos.


Alejandra Dening

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