Era necesario terminar el poema. Tanto tiempo abocada a la tarea; la búsqueda de la perfección en cada verso, en cada metáfora afanosamente trabajada.
Poco faltaba; casi nada.
Una última palabra: la necesaria.
Luego la satisfacción de la tarea cumplida justo antes de ser succionada por el libro, un instante antes de desaparecer entre el mundo de tinta y poesía.
Liliana Varela 2009
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