Se peleaban por ella; por sus células, por sus átomos; por cada centímetro cúbico que formaba parte de su hermoso cuerpo.
La anhelaban, la deseaban; tal como había sido desde que tenía memoria.
Ese era su destino: ser eternamente disputada entre aquellos que ávidos de sus encantos caían bajo su embrujo. Triste sino.
Los insectos habían entrado en crisis y el cadáver de la vaca en la inmensa pradera lo atestiguaba.
Liliana Varela 2009
http://lilianavarel a.blogspot. com
1 comentario:
Este me gustó.
Un saludo desde alguien que también cultiva el género.
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