En este carnaval me disfrazo de malabarista callejero. Busco clavas entre los restos familiares del recuerdo. Me instalo en cualquier avenida. Y allí, en el mejor semáforo, de cuatro tiempos, luzco el espectáculo.
No pido nada. Me conforma mirar al automovilista de rostro enjuto, sonrisa pasada de moda, tristeza de ojos, al niño exigente que canta olvidando la lluvia en los charcos, al hombre de traje que recibe llamadas.
Le ofrezco al florista miradas de cielo, arrullo el beso de dos enamorados, le regalo un jazmín a una señora que llora despedidas.
Me observan extrañados porque no pido nada. No saben que me dan la vida con sus avatares, que con ellos reconozco el camino del gesto que luego se hará palabra.
©Elisabet Cincotta
1 comentario:
nadie se lo puede imaginar, "sin pedir nada"
Pase por aqui y me gustó este post.
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