Gris, transitoria con algo de alquitrán, rayuela, blanco de tiza, pelota de trapo, un pozo, un charco y un auto, falda blanca manchada de barro. Verano de veredas, miradas sin rumbo buscan ojos lejanos que no pasarán.
La calle adormece de noche, sirenas despiertan su calma y desde mi ventana veo los lamentos con que acompaña a algún caminante lloroso de amor.
Recuerdos de calle con faroles muertos por alguna pedrada, cruento hondazo, niños nacidos de una ilusión.
Calle-cemento, obscenas figuras, siluetas perdidas impregnan mi cuerpo, manojo de pasado que se filtra desde mis poros para no retornar.
Elisabet Cincotta
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1 comentario:
Excelente blog. Me encantan esos relatos cortos. Tengo mucho por aprender definitivamente.
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