AUTOR: Carlos Adalberto Fernández
Estás loca, Ana. Desvariás, Delirás.
Ya no te puedo cuidar. Estos señores de blanco se van a ocupar de todo. No llores, nos veremos todos los domingos. Chau.
Ana siguió con la mirada a Juan, luego a la ambulancia que se lo llevaba. Reprimió un sollozo, y siguió limpiando la casa.
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